jueves, 7 de diciembre de 2017

NUESTRA MADRE,PATRONA DE LA AVIACIÓN Y DEL EJERCITO DEL AIRE ESPAÑOL

Por un “Breve Pontificio” de Su Santidad Benedicto XV, fechado el día 24 de Marzo de 1920, y vista la tradición arraigada en los navegantes aéreos para invocar a la Santísima Virgen Lauretana en el momento de emprender vuelos aventurados, se declaró a la Virgen de Loreto Patrona de los aviadores. El Ejército del Aire, miembro importante de nuestras Fuerzas Armadas, hizo sus primeras armas en la Campaña de pacificación de Marruecos y ha venido constituyendo a través de los años el mas claro exponente de religiosidad sentida por todos sus integrantes, que se acrecienta al rugir los motores de los aviones en el aire, despegados ya de la tierra, para afrontar los riesgos de sus misiones en los cielos.

La devoción de los aviadores a la Virgen Lauretana les viene dada, según la tradición, por los prodigiosos vuelos que realizó la “Santa Casa” que en vida habitó la Virgen María en Nazaret para no ser destruida en una de las muchas invasiones y saqueos que tuvo que soportar desde los primeros siglos del Cristianismo. En Nazaret vivió la Sagrada Familia. Allí radicaba la casita que habitó la Virgen con sus padres y que luego recibiría en dote al desposarse con José.

En ella fue saludada María por el Arcángel San Gabriel y en aquel lugar santo se desarrolló la infancia de Jesús, ayudando a su “padre” en el noble oficio de carpintero. Posteriormente, la Casa de Nazaret fue transformada en iglesia por los apóstoles. En su ara de piedra celebró San Pedro la Sagrada Eucaristía y en ella se veneraba una imagen de Nuestra Señora, tallada por la mano del evangelista San Lucas.

En el año 70 de nuestra era Jerusalén fue arrasada por Tito, pero milagrosamente Nazaret y su “Santa Casa” supervivieron. Dos siglos mas tarde, Santa Elena hizo construir un santuario para albergar en su interior la casa de la Virgen, y ésta se mantuvo intacta hasta el Siglo XIII, en que fue destrozado el templo que la cubría, pero no así la “Santa Casa” de la Virgen, que milagrosamente se salvó –una vez más-, si bien en esta ocasión, quedaba claro ,que había llegado la hora de cambiar de emplazamiento.

Y fue, que el año 1291 los sarracenos se apoderaron de Galilea, y según refiere la tradición –para narrar el prodigio hay que acudir a la tradición y sobre todo a los firmes pilares de la fe- en la noche del 9 al 10 de Mayo del citado año, la “Santa Casa” de Nazaret, ante el peligro de quedar completamente reducida a escombros, se vio elevada y conducida por una legión de ángeles, que la alejó del peligro hasta depositarla blandamente en los campos dalmáticos de Raunitza. Y dícese que trasladada una comisión de nobles a Nazaret, se comprobó que allí quedaban completamente visibles los cimientos de la casa aparecida en Dalmacia, y que éstos coincidían perfectamente con el plano que llevaban de la misma. Tres años mas tarde, el 10 de Diciembre de 1294, se verificó una segunda traslación, y de nuevo los ángeles viajando con su preciosa carga por encima de las aguas del Adriático, la reposaron en el lugar italiano de Recanatti, sobre un bosque de laureles propiedad de una señora llamada Lauretia. Y ya fuese del bosque de laureles o de su propietaria, tomó desde entonces el lugar el nombre de Loreto y la Virgen que habitó en la santa casita voladora, idéntica advocación.

Una tercera traslación de la “Santa Casa” ( si bien , en este caso con un recorrido mucho mas corto, tan sólo un Kilómetro y medio) tuvo lugar al poco tiempo, situándola, sin salir de Recanatti, en la cima de un collado propiedad de los Condes de Antisi-Esteban. Y llegamos a la cuarta y definitiva traslación. Ocho meses más tarde, y ante la inseguridad de la zona asolada por bandoleros que hacen peligroso el peregrinaje que ya ha comenzado a acudir a la Casa Santa de la Virgen, tiene lugar su traslación definitiva al lugar que actualmente ocupa, en una colina junto al mar, bordeada por el Musove, en la región italiana de Ancona.

Con los años, la Casa de Nazaret se transformó en la actual Basílica de Nuestra Señora de Loreto o “Chiessa della Casa Santa”, rica en mármoles y bronces, proyectada y construida por Maiano y Bramante, y siendo hoy un importantísimo centro de peregrinaciones desde todas las partes del mundo cristiano. En las naves de su recinto se celebraron solemnes rogativas por el triunfo de la Armada cristiana contra el turco, por lo que luego San Pío V añadió el “Auxilium Christianorum” a la letanía lauretana. Posteriormente Sixto V creó el “Ordo et Religio Lauretanarum Pontifitiorum”, Orden Pontificia de los Caballeros de Loreto, para luchar contra el bandidaje extendido por toda la zona donde estaba enclavada la Basílica.

Y ya para concluir, nuestra felicitación mas cariñosa para todos los componentes del Ejército del Aire , que este 10 de Diciembre celebran su Excelsa Patrona, sólo cabe preguntarnos: ¿Qué otra imagen mas propia a invocar por los soldados del aire, que la Virgen, que para salvar su casa hizo vuelos hasta aterrizar en lugar seguro? Nuestra Señora de Loreto, Patrona de la Aviación, marcará siempre la ruta gloriosa de las alas españolas, amparándolas en los peligros del combate, para santificar los heroísmos y afianzar las victorias que tienen por escenario el cielo y por destino la gloria.

POST SCRIPTUM

Una vez reflejadas las líneas que anteceden, surge invariable la pregunta: ¿Quién trasladó la “Santa Casa” desde Nazaret hasta su actual emplazamiento lauretano? ¿Fueron los ángeles o la mano del hombre? El autor no se atreve a manifestarse en tan importante disquisición teológica. Me limito a narrar los hechos recogidos por la tradición y avalados por la fe cristiana. Sin embargo, sí quisiera dejar constancia ,como cierre de este artículo, de lo que sabemos hasta hoy mismo (Diciembre de 2008) sobre los materiales de construcción que conforman la misma y otros detalles alusivos a su prodigiosa fábrica.

Se ha especulado con la posibilidad de que la “Santa Casa” fuese trasladada desde su primitivo emplazamiento hasta el lugar que hoy ocupa, desmontándola toda ella, piedra a piedra, para ser reconstruida nuevamente. Este supuesto no resiste un análisis riguroso. Cuando se derriba una casa, la argamasa y el mortero que unen los ladrillos empleados en su construcción se destruyen; por otra parte, parece lógico el colegir, que para su reconstrucción hubiésemos empleado materiales oriundos de la zona donde pensábamos situar el nuevo inmueble. Pero es el caso, que del estudio detallado de los materiales que conforman la Santa Casa de Loreto, así como de la composición química de las piedras que la sustentan, junto al alquitrabe, los travesaños y las tablas de la alacena, se pone de manifiesto: Que son los mismos que se utilizaban en las casas de Nazaret y en el entorno de la Región de Galilea, en el Siglo I de nuestra Era.

A mayor abundamiento se ha podido constatar el buen estado de conservación de los frescos que adornan el interior de la sagrada mansión: unas pinturas dedicadas a Santa Catalina, San Jorge, San Antonio y San Luis, que fueron pintadas en sus paredes varios siglos antes de su traslado al bosque de Lauretia. Por tanto, parece altamente improbable, que con la rudimentaria tecnología del Siglo XIII, se pudiera haber desmontado la “Santa Casa” sin que los citados frescos hubiesen sufrido un notable deterioro. Finalmente y como enigmático colofón, sólo me resta señalar que la “Santa Casa de Loreto” se sustenta desde el Siglo XIII sin cimientos, de tal forma, que parece haber sido depositada “desde arriba” y no reconstruida sobre la base, siguiendo las mas elementales técnicas de edificabilidad. “Felix qui potuit rerum cognoscere causas” (Feliz quien puede conocer las causas de las cosas).



D. Francisco Ángel Cañete Páez

Profesor mercantil, economista y Comandante de Infantería
Caballero de la Orden de San Raimundo de Peñafort



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